Extraigo, opinión de CÉSAR CASAL extraido de la edición digital de la voz de Galicia.
 
¿Cómo se llamaba el ciclista muerto?
A hí se quedó. En el Passo del Bocco. Tocó sin querer en una curva un muro con su pedal y destrozó su cabeza contra el asfalto. Lo intentaron todo durante 45 minutos que fueron como 45 horas. Para nada. Estaba muerto. Es la cuarta cruz en la historia del Giro. ¿A qué ya no recuerdan su nombre? ¿Por lo menos saben que era belga? ¿Que tenía solo 26 años? ¿Que el maldito azar hizo que sustituyese a última hora a un compañero que se puso enfermo? No figuraba en la lista inicial. El mismo maldito azar que solo en un año y un día le hizo pasar de ganar una etapa del Giro en el 2010 a morir en el 2011. No hay lógica. No hay un patrón. Un accidente es un accidente. Pero, insisto, ¿a que no recuerdan su nombre? Y es que su muerte duró en los medios lo que el azúcar en un café. Solo existe el Barcelona y el Real Madrid. Un catarro de Messi o un mareo de Cristiano Ronaldo hubiese copado kilómetros de noticias. Pero ya se sabe: los ciclistas son encima sospechosos habituales. Ellos se quejan de que en el Giro más duro faltan señales de seguridad. La policía investiga. ¿Que de quién hablo? Se llamaba Wouter Weylandt, y su mujer está embarazada de cuatro meses. La vida.

sobran las palabras